domingo, 4 de janeiro de 2015

VENEZUELA XXXI - VENETIOLA XXXI - VENEZUELA XXXI

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«El pasado 3 de diciembre, la líder opositora venezolana María Corina Machado fue imputada por la Fiscalía General de Venezuela, acusada de conspiración por solicitar la injerencia de otros países en cuestiones políticas internas. De acuerdo al artículo 132 del Código Penal, el delito que se le atribuye es el de conspirar contra la forma política republicana de la nación, al que corresponde una pena de entre ocho y 16 años de cárcel. No es esto lo único de lo que se la ha acusado, también la han llamado traidora, marioneta de la CIA, terrorista, oligarca y pija. Difícilmente se entiende que una mujer con todas las ventajas a su favor -inteligente, profesional y con poder adquisitivo-, pudiendo vivir cómodamente en cualquier parte del mundo, haya tomado la determinación de entrar en la política venezolana corriendo riesgos reales, entre los que destaca la posibilidad de ser encerrada en un calabozo, sin juicio ni garantías de que sus derechos mínimos sean respetados. Entrevistamos a la sonrisa de la oposición, una ingeniera industrial especializada en Finanzas, separada y madre de tres hijos.

¿Cómo te describes?
Soy una ciudadana, una madre venezolana que adora su país y que ha decidido dedicar su vida a transformarlo en una nación de oportunidades y futuro para todos. A eso me dedico y a eso quiero dedicar el resto de mi existencia.
¿Te has sentido discriminada en algún momento por ser mujer?
En lo personal no me he visto directamente afectada, y creo que ha sido porque, entre otras cosas, he tenido siempre una gran ayuda de otras mujeres. Por tanto, es precisamente eso lo que debemos hacer: apoyarnos unas a otras, y sobre todo aquellas que luchamos en la política. Ellas están en las manifestaciones y en las bases de los partidos, pero no entre los directivos.
Y en el conjunto de la sociedad, ¿se palpa esa discriminación?
Más de la mitad de los hogares solo tienen la figura materna, y siete de cada 10 personas que trabajan son mujeres. Cuando se considera objetivamente la composición del Parlamento y del sector empresarial, se ve perfectamente que la proporción es injusta. Además, representamos más del 70% de la población universitaria. Y, sin embargo, luego nos dedicamos a los trabajos de menor remuneración.
En los últimos meses se ha recrudecido la escasez de alimentos y medicinas. ¿La has sufrido?
Todo el mundo la padece, ¡todo el mundo! No solamente en los alimentos, que es dramático, por ejemplo, para una familia con bebés. Es un tema terrible. Hay épocas en las que no consigues leche, en ningún lugar y a ningún precio. ¿Cómo la sustituyes? Porque si no tienes carne, comes pollo, y si no hay pollo comes caraota, pero a un bebé recién nacido, ¿qué puedes darle? Y donde se vuelve probablemente más dramático el problema es en materia de medicinas. Obviamente todo el mundo en Venezuela ha vivido la carestía.
¿Cómo lo lleva la gente?
Anoche conversé con unas señoras y una de ellas me decía: "A nosotras ya nos está saliendo una joroba en el lomo de tanta humillación". Se refería a las horas de cola que tienen que hacer todos los días para comprar lo que haya y en cantidades reguladas. El colmo es que te marquen en el brazo el número de la fila para que no vuelvas de nuevo. Otra exclamaba: "Ni una vez más, ¡ya no más!".
¿Ves alguna relación entre las condiciones en las que se encuentra la educación pública y la situación actual del país?
Absolutamente. La destrucción institucional en nuestra nación ha llegado a tal extremo que por supuesto ha alcanzado al sector educativo, pero además es parte de un proceso de control social también, y por eso ha ido penetrando todos los niveles de la educación.
¿Qué causas te guían?
La justicia y la libertad.
¿Cuáles son tus objetivos como diputada en la Asamblea Nacional?
Ser la voz de un pueblo que quiere ser silenciado por este régimen. Y contribuir a canalizar la enorme fuerza ciudadana que desea un cambio político profundo y urgente.
Háblanos de tu partido, Vente Venezuela, y de tu propuesta de los Congresos ciudadanos.
Es un movimiento integrado por jóvenes que entendemos la necesidad de enfrentarnos a este régimen y de plantear una serie de ideas transformadoras para el país. El Congreso busca organizar a las personas en múltiples expresiones sociales para construir una visión de nación compartida. La idea es que haya una amplia y fructífera discusión en la base.
Desde fuera, muchos venezolanos perciben que en su país ha ganado la domesticación del hambre y el sálvese quien pueda. ¿Se ajusta esto a la realidad?
En cualquier lugar del mundo donde hay un venezolano la lucha está viva. Tienen que ver que el país se está rebelando. Todo comenzó a principios de este año. Sé que el mundo nos veía dormidos, pero el llamamiento a la protesta de nuestros jóvenes nos despertó. Tanta fue la fuerza de la respuesta que el régimen reaccionó con la más brutal represión: el 5 de marzo el señor Maduro ordenó a los paramilitares que atacaran a estudiantes y a mujeres en más de 10 estados.
¿Qué ocurrió después?
Se organizaron las Asambleas ciudadanas. Se nota en la gente que ya se ha despertado, que sabe que ahora debe actuar. Tengo una enorme confianza en que vamos a lograr la transición a la democracia que ya comenzó.
¿La solución pasa por convocar elecciones parlamentarias?
No, es necesario cambiar el régimen.
El 3 de diciembre, la Fiscalía te imputó por conspiración. ¿Cuál es el alcance?
Cualquiera, no tiene límites. Me han acusado de terrorismo, de traición a la patria, y ahora este grotesco invento del magnicidio y la conspiración. En Venezuela no tiene por qué haber un delito ni pruebas, y eso es a lo que nos enfrentamos, a un régimen que persigue y tortura, asesina, censura a los medios y tiene presos políticos. Solo hay un nombre: dictadura, aunque se disfraza de una aparente democracia. Mis abogados creen que ahora corro mucho más peligro.
¿Cuál es tu mensaje?
Entre todos -científicos, músicos, jóvenes, obreros, artistas...- vamos a demostrar cuál es el verdadero milagro venezolano, producto del talento y del compromiso, y también esa capacidad de recuperación enorme que tenemos, generando confianza, trabajando con optimismo y coraje. Eso es lo que va a ocurrir, y muy pronto. Este régimen fracasó, está en fase terminal, muy peligrosa y destructiva, pero final.»

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